Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

sábado, 10 de mayo de 2014

(208) Algunas imágenes de normalidad.
Sin complejos, fantasmas u odios atávicos.
Todo lo contrario.

Alcune immagini di normalità. Senza complessi, fantasmi e odi atavici. Esattamente il contrario.



Nunca se me ocurriría comentar, ni en Italia ni tampoco en otros países, las imágenes que propongo. Ni siquiera brevemente, como voy a hacerlo con estas líneas. Porque si lo hiciese, seguro que la mayoría de los lectores, la inmensa mayoría, se preguntarían por qué y para qué.

Florencia, 9 mayo 2014 - "Salone dei Cinquecento", en Palazzo Vecchio.
 En estas imágenes pueden observar un episodio de estricta normalidad. Ocurrió ayer en Florencia, en el magnífico marco del Salone dei Cinquecento de Palazzo Vecchio, frente a la copia y muy cerca del lugar del largo descanso, en bipedestación, del original del “David” de Miguel Ángel.

  La cita era para escuchar de viva voz, con público y preguntas de periodistas, las propuestas de los principales candidatos a la presidencia de la Comisión Europea. Me refiero a José Bové (Grupo Verdes - Alianza Libre Europea), Guy Verhofstadt (Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa), Martin Schulz (Partido Socialista Europeo) y Jean-Claude Juncker (Partido Popular Europeo).

Los cuatro candidados entran sonriendo en el salón del debate.
 Una cita importante, sin duda. Primero porque no se trataba de monólogos, sino de debate. Segundo, porque – se subraya menos de lo debido – esta cita electoral es la primera en la que, aunque es probable que necesiten negociar, los ciudadanos europeos elegirán directamente a quien llevará las riendas del ejecutivo comunitario.
 Pero no es el tema que no ocupa. Sólo quiero utilizar la circunstancia porque me brinda la posibilidad de tomar algunos apuntes.

 Ante todo, la relativa facilidad con la que se han invitado a los cuatro adversarios políticos y se ha conseguido una rápida aceptación. Aquí, y no es la primera vez que vivimos la aventura, sólo el amigo y colega Manuel Campo Vidal, presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión, sabe lo que está costando organizar un debate entre los candidatos nacionales de los dos principales partidos.

Florencia, 9 mayo 2014 - De izquierda a derecha, José Bové (Grupo Verdes - Alianza Libre Europea), Guy Verhofstadt (Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa), Martin Schulz (Partido Socialista Europeo) y Jean-Claude Juncker (Partido Popular Europeo).
 La siguiente anotación es relativa a la limpieza del debate, que he podido seguir con atención porque lo emitía en directo la televisión pública RAI y estaba en streaming en muchas webs de Internet. Pues en esa intensa hora y media no hubo ninguna salida, ni de volumen ni mucho menos de tono, por parte de ninguno de los cuatro antagonistas, aun manteniendo, en muchos puntos, posiciones claramente antagónicas. Llegaron con sonrisas, y no de circunstancia, fueron afables entre sí y la dureza quedó sólo para los acentos y la determinación de sus respectivas posiciones. Adversarios pues, no enemigos.

 Por último, aunque podría poner los focos en otros aspectos, quiero irme un momento a las primeras filas del público. Pudimos ver a representantes de varios estamentos y de fuerzas políticas y contamos con la presencia – un subrayado de la importancia de esta convocatoria electoral continental – del presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano.

En primera fila, el presidente de la República, Giorgio Napolitano,
conversa con el cardenal Giuseppe Betori, arzobispo de Florencia.
 Huelga aquí recordar quien es Napolitano. Hombre apreciado por los italianos por su serenidad y firmeza, árbitro de momentos difíciles, su historia es la de un europeísta convencido y de un político navegado que estuvo en la “sala de los botones” del PCI de Togliatti, Longo y Berlinguer, el mayor partido comunista de Occidente. Algo que no impide a Napolitano haber sido y ser amigo muy cercano y confidente de Papas, lo mismo que otro jefe de Estado, el socialista Sandro Pertini, el partisano que arrestó a Mussolini, lo fue de Juan Pablo II.  

 ¿Por qué recuerdo estos datos? Porque – y sólo me pasa en mis cuarenta años de España, aun con un pie y un ojo permanentemente fuera – hay que explicar que ver en la foto aquí al lado al Jefe del Estado conversar con el cardenal de Florencia, monseñor Giuseppe Betori, es algo frecuente, normal y que no llama la atención a nadie. Ya sabemos que aquí se armaría en cada ocasión, porque en España no habrá Papa, pero hay más papistas como en ningún lugar del orbe terráqueo. Y además, con la pretensión de los últimos años, esa de enseñar modales, respeto y democracia al mundo. Naturalmente, se olvida (o se quiere olvidar) que estamentos representativos de amplios sectores de la sociedad tienen todo el derecho de presencia y voz. Pero muy a menudo a grupitos que caben en un garaje se les da más audiencia y reiterada presencia.

 Sólo quería dejar estos breves apuntes. Y me abstengo de preguntar (yo nunca lo pude ver en 39 años de corresponsal en España) si alguien ha visto en la primera fila del día inaugural del congreso de un partido a exponentes de las demás fuerzas políticas. La pregunta quedaría en el apartado adversarios/enemigos, que tristemente constato que muy ampliamente se toman aquí y se viven como sinónimos. Con toda la carga de visceralidad posible e imaginable. Constatarlo es fácil y en todo lugar: televisión, radio, prensa, redes, cafeterías, calles...

 Y tristemente puedo añadir mucho más, sobre la base de mi vida personal y profesional desde el primer instante de la Transición, y algo antes, hasta este mismo momento.  Conozco – en la política, en el periodismo, en la redes y en la calle de todos los días – a personas capaces de adoptar un perrito abandonado y al mismo tiempo de desear toda suerte de desgracias personales y familiares a gentes cuyo pensamiento les es merecedor de una aversión tan fuerte que se parece más al odio que a otra actitud o sentimiento.

 Pues lo siento en el alma. Entre todos los defectos, prefiero otros, aunque aparentemente graves. Pero con estas actitudes no se construye nada y no se va muy lejos, salvo hacia el desastre. Y todos son/somos responsables.