Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

miércoles, 10 de julio de 2013

(195) Cuando una amiga se va...
Quando se ne va un’amica...




Tengo una pieza musical fetiche que suelo utilizar, personalizándola, para despedir a unos pocos amigos o colegas que, después de años aquí, abandonan España para otros lares y otros cometidos. Es “El adiós” de “Los amigos de Gines”. Unos versos melancólicos atenuados por un ritmo pegadizo. Pocas palabras que lo dicen todo.

Se nos acaba de ir Concha García Campoy, periodista, comunicadora, colega. Y a ella también le dedico ese “Adiós” en el recuerdo de mucho tiempo compartido en la misma mesa, ante las mismas cámaras, en la misma redacción de nuestros debates y chanzas, ante los espejos cotillas de la pesadez de ese incordio que es el maquillaje, en la cafetería de los balances de final de emisión.

No voy a decir mucho. Sólo que fue una relación cordial, profesional y correcta. Un periodo que llevo en el recuerdo como una sucesión de mañanas en las que la profesionalidad y la independencia triunfaron. Sí, claro que no pensábamos lo mismo de todo y de cada una de las cosas que ocurrían y que se contaban, como también estaba claro que coincidíamos en muchos puntos.

Hubo, en nuestra relación profesional, una sana y constante dialéctica en la que cada uno se expresaba con sus propias vivencias, tendencias, sensibilidades, aproximaciones. Y donde más coincidíamos era a la hora de hablar de desastres humanos y sociales, los de la vuelta de la esquina y los de esa miríada de mundos olvidados por nuestra opulencia occidental. Lo demás era libertad, cada uno con su propio enfoque y visión del ser y no ser.

Lo pasamos bien. Hasta nos divertimos, entre tantas historias duras, amargas, dramáticas, vergonzosas o tiernas que tuvimos que contar, cada uno en su ámbito. Compartimos hasta un cameo cinematográfico que, siendo ficción, salió a la primera por nuestra peculiar sintonía y complicidad.
 
Todo esto y mucho más recuerdo en estos intensos momentos. Pero nada de necrológicas. Porque, aunque es verdad que “algo se muere en el alma cuando un amigo se va”, yo a Concha la llevo viva en el recuerdo. Muy viva.

 
Hasta siempre, colega.   
 
  Esta sevillana va por ti.
 
 
 



jueves, 4 de julio de 2013

(194) Demasiada caló...
Troppo caldo...








Voy a tomarme un descanso de estas páginas.
Salvo que una idea, un impulso y otras temperaturas...
me convenzan a darme un garbeo por aquí.
¡Hasta pronto!
 
Mi prendo un periodo di riposo da queste pagine.
Salvo che un’idea, un impulso – e ben altre temperature...
mi convincano a fare una capatina da queste parti.
A presto!